Manuel Gómez Moreno, dice de la iglesia de Calzada (que como muchas otras fue utilizada para enterramientos hasta mediados del XIX) «que fue rehecha en el siglo XVI con dos arcos transversales sosteniendo el techo de su nave y armadura ochavada, de par y nudillo, en la capilla mayor, de cuya labor mozárabe sólo se descubren el arrocabe y las pechinas, de lazo de ocho y dieciséis, con florones tallados en sus miembros. A los pies, una tribuna sobre arcos rebajados y columnas itálicas. De otra construcción más antigua, como del siglo XII ó XIII, queda un resto de muro y varios fragmentos decorativos, como son otras dos columnas de la tribuna, con capiteles de hojas, ciertos modillones con figuras de hombre, que sobresalen en lo alto de la torre y una pieza más notable empotrada en uno de los arcos de la nave».

Antonio Casaseca, en su obra «La provincia de Salamanca», nos facilita otros datos de la iglesia, que dice construida en diversas épocas. Así, sitúa el coro y la sacristía en el siglo XVI, concretamente en 1548, y los atribuye al cantero Martín Navarro, que dejó unos interesantes capiteles platerescos en las columnas del coro. Aprecia también restos románicos aprovechados , como algunos capiteles del siglo XII que alternan con otros del XVI (hay abundantes documentos que confirman esta datación).

Durante el siglo XII se realizaron algunas reformas, como la portada, que el citado Casaseca atribuye a Agustín Vargas y fecha en 1728; el camarín transparente de la capilla mayor y el pórtico, probablente de Andrés García de Quiñones, que haciendo referencia a la situación de Calzada en la Vía de la Plata, cuenta con una gran venera en su parte superior.

En cuanto a la escultura, la iglesia tenía un retablo dedicado a Santa Ana, realizado por Alonso de la Carrera en 1548, del que tan sólo se conserva la figura de la titular. El retablo mayor, del tallista Nicolás Requejo, es de 1736 y tiene esculturas de Santa Elena (patrona de la localidad), san Pedro, San Juan y el Niño Jesús. Además cuenta con otros seis altares, púlpito y una pila bautismal perfectamente conservada.

También son valiosas unapiedra gótica que representa a un rey o un guerrero, embutida en uno de los arcos que atraviesa la nave principal y que probablemente perteneció a un sepulcro desaparecido y un Cristo de la Piedad, de gran devoción en Calzada, fechado a finales del siglo XIV o primera mitad del XV.

Igualmente podemos contemplar un buen cáliz, de la segunda mitad del XVI con figuras de los evangelistas en su peana; unos bordados, también del XVI, de seda e imaginería en oro realizados por Francisco Zurdo, que representan a Santa Elena y una pequeña colección de lienzos barrocos, entre los que sobresalen los dedicados a San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier, ambos de Antonio de Mora y Baraona.


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